Resumen de las conclusiones de los autores
En un análisis reciente, publicado en The Globe and Mail el 3 de mayo de 2018 y en el sitio web del Conference Board of Canada, Craig Alexander y Kareem El-Assal argumentan que a Canadá le conviene aumentar el número de inmigrantes que acepta cada año. También concluyen, sobre la base de una encuesta reciente del Instituto Environics, que dicha política sería ampliamente apoyada por los canadienses, el 80% de los cuales creen que la inmigración es buena para la economía.
Los analistas del Conference Board sostienen que los actuales objetivos de inmigración, que ya son altos, deberían incrementarse aún más. Basan su recomendación para metas de inmigración más altas sobre la base de los beneficios económicos que Canadá obtendría de tal política. En sus palabras (el original en inglés; traducción de Siminca):
“El mensaje principal es que Canadá necesita aumentar gradualmente los flujos de inmigración. El Plan de Inmigración 2018-2020 del gobierno federal verá que la entrada al país aumentará constantemente a 340,000 recién llegados al año para el 2020, frente a los 290,000 en el 2017. Según nuestras proyecciones, impulsar la inmigración a unos 400,000 a principios de la década del 2030 ayudará a mantener el crecimiento de la población constante en aproximadamente 1 por ciento por año … () … .apoyar una fuerza de trabajo saludable y el crecimiento económico-reemplazar a los trabajadores que abandonan la fuerza de trabajo, el éxodo de los baby boomers del mercado laboral “.
Por el contrario, no hacerlo daría lugar a una disminución de la fuerza de trabajo, un crecimiento económico más lento, menor capacidad de generar un creciente nivel de vida para los ciudadanos canadienses. Esto:
“haría aún más difícil para Canadá pagar por las prioridades sociales tales como la atención médica. …. (…) … Los gobiernos canadienses tendrían que aumentar los impuestos- lo que reduciría los ingresos – o tendrían mayores déficits.”
La conclusión de los autores no debe sorprender, ya que la economía de Canadá, y en general su sociedad, casi siempre han contado con la inmigración, aunque en diversos grados a lo largo del tiempo.
Canadá: un país construido por inmigrantes
Mientras que inicialmente, la inmigración estaba compuesta casi exclusivamente por personas llegadas de Francia y el Reino Unido que se encontraron con pueblos de indígenas bien establecidos en todo el continente norteamericano, la inmigración se diversificó con llegadas de otras naciones europeas, especialmente cuando las crisis golpearon al viejo mundo. En las últimas décadas, las sucesivas reformas de la política de inmigración canadiense han conducido a un grado de apertura sin precedentes que solo se puede encontrar en un puñado de países.
En los últimos 5 años, Canadá ha acogido a un promedio de 240,000 inmigrantes cada año, de 200 países, con los mayores contingentes de Filipinas, India, China, Irán, Pakistán, Estados Unidos, Siria, Reino Unido, Francia y Corea del Sur.
Para ilustrar la importancia de la inmigración, vale la pena mencionar que hoy, 1 de cada 2 personas que viven en una ciudad como Toronto en Ontario nació fuera de Canadá. Aunque los porcentajes varían de una ciudad a otra, es bueno recordar que el 21,9% de la población actual de Canadá está compuesta por personas nacidas fuera de ella.
Solo podemos aplaudir sus recomendaciones de niveles de inmigración más altos. Los desafíos que plantean las bajas tasas de natalidad, una población cada vez más vieja y la necesidad de reemplazar el creciente número de baby boomers calificados que se retiran de la fuerza de trabajo son muy reales. Si Canadá quiere seguir siendo competitivo y continuar con un nivel de vida más alto, entonces debe atraer a inmigrantes calificados y capacitados. Sin embrago, debemos asegurarnos de que los niveles más de inmigración vayan acompañados de una correspondencia más estrecha con las calificaciones de los inmigrantes recién llegados y las necesidades de nuestra economía; de lo contrario, los beneficios de un mayor nivel de inmigración no generarán los beneficios esperados de dichos niveles. Tampoco los que lleguen se beneficiarán de su traslado para venir a Canadá. Los autores son conscientes de esto ya que concluyen de manera apropiada que:
“Canadá debe (…) asegurarse de que los que lleguen aquí satisfagan las necesidades de las empresas y reciban una buena oportunidad para tener éxito en la economía … .. (y) …. identificar mejoras en nuestros criterios de selección y servicios de asentamiento para beneficiar a los inmigrantes y nuestra economía.”
Canadá se está moviendo en la dirección correcta y puede hacer más para mejorar el sistema de inmigración
Es nuestra opinión en Siminca que el rediseño del sistema canadiense de selección de trabajadores calificados que comenzó con la implementación del Express Entry en el 2015, así como los Programas Provinciales de Nominación que dependen tanto de la selección de candidatos para la inmigración que tienen alguna formación educativa canadiense o experiencia laboral en Canadá va en la dirección correcta.
Además, creemos que el futuro programa de Declaración de Interés que establecerá Quebec (similar al modelo Federal Express Entry) también representará un movimiento en la dirección correcta.
Sin embargo, nosotros en Siminca también pensamos que se puede hacer más para unir más estrechamente las necesidades laborales de los empleadores canadienses y las necesidades de los recién llegados para integrarse con éxito y rápidamente en el mercado laboral canadiense. Y esos cambios en la selección de candidatos de inmigración pueden ser llevados a más allá de ese objetivo.